¿Qué es la realidad? Para muchos, podría parecer algo sencillo, un conjunto de todo lo que experimentamos diariamente, objetos que tocamos, las personas con las que interactuamos, las situaciones que vivimos. Desde mi forma de verlo, la realidad no es una verdad fija y universal. quizás es algo más profundamente subjetivo, moldeado por nuestra percepción y nuestra consciencia.
Cada uno de nosotros es un observador único, y esa singularidad influye en cómo experimentamos nuestro mundo. Nuestros pensamientos, emociones y creencias actúan como filtros que determinan cómo percibimos la realidad.
Imaginemos a dos personas mirando el mismo atardecer. Para una de ellas, ese atardecer puede ser un momento de paz y asombro, un recordatorio de belleza. Para la otra, puede ser un simple cambio en la luz, sin mayor impacto, pues su mente está atrapada en preocupaciones y estrés. ¿Ha cambiado el atardecer? No, lo que cambia es el estado de consciencia de cada observador. Así, la realidad no es algo que simplemente nos sucede; es algo que co-creamos continuamente a través de nuestra percepción consciente.
La consciencia es la que le da forma y significado a nuestras experiencias. De este modo, tenemos un poder que no reside solo en la capacidad de observar, sino en su habilidad para transformar y co-crear.
Al aceptar que la realidad es subjetiva y que nuestras percepciones la moldean, existe una aventura emocionante y una exploración continua que debemos solo aprender a disfrutar. La realidad es personal, pero en esa individualidad hay un misterio maravilloso.
Disfrutar de esta aventura quizás es soltar la necesidad de control absoluto y permitirnos ser sorprendidos. Cuando dejamos de tratar de encajar nuestra realidad en una caja de expectativas rígidas, empezamos a experimentar la vida de una manera diferente. Cada instante se convierte en un regalo, cada encuentro en una posibilidad. La curiosidad se convierte en nuestra guía, y en lugar de buscar respuestas definitivas, nos asombramos de las preguntas y en la búsqueda en sí misma.
En lugar de sentirnos abrumados por la incertidumbre, la abrazamos como parte esencial de la experiencia. Aceptamos que no lo sabemos todo, que cada día trae consigo la oportunidad de aprender algo nuevo sobre nosotros mismos y sobre la vida.
La gratitud puede ser un ingrediente fundamental en el disfrute. Al ser conscientes de nuestra capacidad para percibir y co-crear nuestra realidad, podemos sentirnos agradecidos por la infinita variedad de experiencias que la vida nos ofrece. La gratitud abre nuestros corazones, nos conecta con el milagro que ya tenemos y nos invita a recibir con alegría lo que está por venir. Hay un disfrute que no depende de las circunstancias externas, sino de la riqueza de nuestra propia consciencia.
Lo que llevamos dentro, nuestras emociones, pensamientos y creencias, inevitablemente se refleja en nuestra realidad exterior. Si nuestra consciencia está llena de paz y gratitud, es probable que experimentemos un mundo lleno de armonía y oportunidades. Por otro lado, si nuestra consciencia está dominada por el miedo o la negatividad, es posible que veamos un mundo lleno de desafíos y conflictos. La clave está en reconocer que al cambiar nuestra consciencia, podemos cambiar nuestra percepción, y al hacerlo, transformamos lo que llamamos nuestra realidad. En lugar de intentar cambiar el mundo exterior, podemos mirar hacia adentro y ajustar nuestra percepción consciente.
Ser conscientes es darnos cuenta de que, en última instancia, somos nosotros quienes damos forma a nuestra experiencia de vida. Al enfocarnos en nuestra consciencia, podemos vivir de una manera más auténtica y significativa.
Existe un lugar lleno de posibilidades, un mundo que cambia con cada pensamiento y a cada momento. La realidad no es algo fijo e inmutable, somos los co-creadores de nuestra experiencia, y es nuestra consciencia la que nos guía en este viaje. La clave no está en buscar una verdad absoluta o en tratar de moldear el mundo exterior a nuestra voluntad, sino en cultivar una consciencia que nos de EL PODER DE VER LA MAGIA Y EL POTENCIAL QUE HAY EN CADA INSTANTE.
Ariel Baldellon
