Muchas veces, buscamos respuestas utilizando la lógica y la razón. Sin embargo, hay una búsqueda más profunda y misteriosa, una que trasciende la lógica y se adentra en las profundidades de nuestro misterioso corazón.
«La mejor búsqueda es la que uno no sabe que busca.» Esta afirmación nos invita a explorar el misterio que se esconde en nuestro interior, ese lugar extraordinario donde residen nuestras verdaderas respuestas. Recuerdo una frase de Lao Tse que dice: «El conocimiento es aprender algo cada día. La sabiduría es desaprender algo cada día.» Es esta sabiduría la que nos enseña que, a veces, lo más importante no es acumular más información, sino deshacerse de las creencias limitantes que nos impiden percibir con claridad y solo experimentar.
Debemos abrazar esta forma de vivir con valentía y una actitud de curiosidad y aceptación. En vez de buscar respuestas claras y definitivas, que solo nuestro ego necesita para sentirse seguro, debemos aprender a convivir con la incertidumbre. Nuestra esencia es la que sabe, aunque nuestra estructura mental no comprenda el propósito que hay detrás de nuestras acciones.
En esta forma de vivir la intuición se convierte en nuestra guía más fiel. Es la voz de nuestro corazón, una brújula interna que nos señala la dirección a seguir, y no siempre nos revela el destino final. Confiar en esta voz requiere de una gran valentía y apertura, ya que nos desafía a soltar el control y entregarnos al fluir de la vida.
En lo personal, practicar la meditación y la auto observación me han permitido cambiar literalmente la estructura de mi cerebro. Como amante de las neurociencias, sé que la neuroplasticidad nos permite reconfigurar nuestras redes neuronales, liberándonos de patrones de pensamiento limitantes y abriéndonos a nuevas formas de ver y experimentar la vida. Cuando meditamos, creamos un espacio de silencio y presencia ideal para que la intuición pueda hacerse audible.
Al ir descubriendo el misterio de nuestro interior, vamos encontrando quiénes somos en esencia, más allá de nuestras identidades ilusorias y superficiales. Vivir desde este profundo lugar de autenticidad nos permite experimentar de manera más consciente las circunstancias que la vida nos presenta. Mi amado Wayne Dyer decía: «No eres un ser humano en busca de una experiencia espiritual. Eres un ser espiritual inmerso en una experiencia humana.» Estas hermosas palabras nos invitan a cambiar nuestra perspectiva y reconocer que nuestra verdadera naturaleza es espiritual. Me recuerda que no estamos aquí solo para buscar experiencias trascendentales desde un punto de vista humano, sino que somos seres espirituales viviendo una vida humana. Esta comprensión me lleva a valorar cada momento de mi existencia como una oportunidad para expresar y manifestar mi misteriosa esencia.
Al soltar la necesidad de controlar y entender todo con la mente, nos abrimos a la magia del momento presente. La vida se convierte en una aventura emocionante la cual nos permitimos explorar, entregándonos a lo desconocido y confiando en el misterio de nuestro propio ser.
Descubramos que vivir en coherencia con nuestra esencia es, en realidad, vivir la más profunda y auténtica forma de experimentar. Dejando de lado esa adictiva búsqueda de respuestas y recordando que solo de experimentar se trata. Quizás sea más sabio dejar de buscar respuestas y entender que LA MEJOR BÚSQUEDA ES LA QUE UNO NO SABE QUE BUSCA.
Ariel Baldellon 🧙🏻♂️
