La experiencia humana es un gran escenario donde representamos una obra más que importante, nuestra propia obra. Cada uno de nosotros encarna un personaje único, con un guión álmico predeterminado que sin embargo, podemos modificar a medida que avanzamos en la trama al ir integrando consciencia.
Posiblemente al nacer, ingresamos al gran teatro del mundo con un libreto ya escrito en un nivel elevado que trasciende totalmente nuestro entendimiento racional. Ese plan mayor nos brinda las perfectas experiencias y enseñanzas para el crecimiento y evolución de nuestra alma. Como actores, nuestro reto es interpretar el papel con total entrega y absoluta presencia.
Las tradiciones toltecas nos recuerdan que debemos soltar el control del ego y abandonarnos al flujo de la vida con confianza. Resistirse al guión causa sufrimiento, mientras que aceptarlo con apertura nos permite extraer el mágico milagro de cada escena.
Más allá de eso, siento que en un nivel “superior” tenemos libre albedrío para re-escribir y co-crear ese guión está escrito. Al elevarnos progresivamente hacia estados de consciencia más amplios, nuestra perspectiva se expande y podemos convertirnos en los guionistas de esa obra que tenemos que protagonizar.
Por ello, la clave es mantenernos como actores comprometidos en el presente, encarnando nuestro papel con excelencia, mientras simultáneamente nos elevamos a guionistas visionarios de nuestras nuevas tramas. Bailar entre esas dos polaridades de aceptación y creación consciente puede que sea el arte de vivir.
Wayne Dyer, uno de los grandes maestros espirituales, quien fue muy inspirador para mí, en unos de sus libros escribió: «Cuando te abandonas al flujo de la vida, la vida te libera de tener que luchar». Se siente una hermosa plenitud al vivir en armonía con el curso natural de la existencia. Resistirse por miedo, apego o el afán del ego por controlarlo todo sólo genera un sufrimiento inutil, una batalla sin fin contra nosotros mismos. Sin embargo, soltar y entregarnos sin resistir, aunque parezca contradictorio, es ahí en esa no resistencia donde está nuestra verdadera libertad creadora interior.
El escenario ya está preparado, y ahora sos consciente, el libreto está en marcha. Sos vos quien tiene que actuar y co-escribir con maestría la obra eterna de nuestra existencia. Eso sí!, Con una plena entrega en el proceso,abrazando lo hermoso y transformador que en cada acto nos espera. No te olvides: LA VIDA ES UN GUIÓN QUE FLUYE, Y NOSOTROS ALGO MÁS QUE SUS SIMPLES ACTORES.
Ariel Baldellon 🧙🏻♂️
