La vida está llena de continuos altibajos, curvas y cruces inesperados. Cada día nos levantamos para librar pequeñas y grandes batallas internas.
Luchamos contra nuestros miedos, dudas, culpas, inseguridades y todos aquellos impulsos egoístas que nos alejan de nuestro ser esencial. Son batallas del alma que nos plantean constantemente nuestra percepción de lo real y el sentido de nuestra existencia.
Cuando nos atrevemos a cuestionar más allá de la superficialidad, podemos experimentar un sutil despertar de conciencia. Comenzamos a darnos cuenta que somos más de lo que pensamos que somos, que hay algo profundo dentro nuestro esperando ser descubierto. Esto puede ser un proceso profundamente desafiante, que nos despierta ansiedad y nos deja dudando cuál es el camino a seguir.
Sin embargo, desde mi perspectiva actual, la vida no es un problema a resolver, sino un misterio para experimentar.
Como dijo Gandhi, «La vida es un misterio que hay que vivir, no un problema a resolver». El objetivo no es llegar rápido a encontrar todas las respuestas, sino disfrutar cada paso del camino de autoconocimiento, por más incierto que nos parezca.
A veces nos obsesionamos tanto con encontrar el sentido trascendental o el propósito detrás de todo, que nos olvidamos de soltar el control y fluir disfrutando las experiencias que tenemos frente a nosotros. Nos distraemos buscando desesperadamente ese faro guía, pudiendo aprender a encender nuestra propia luz interna y vivir con esa brújula interior.
Las respuestas llegarán a su debido tiempo, en el caso que tengan que llegar. Mientras tanto, lo importante es mantener la calma en medio de la tempestad, y sentirse bendecido de cada momento que nos encontremos, por pequeño o desafiante que sea. Si bien el camino no siempre es sencillo, cada paso suma en nuestra evolución personal.
Los valientes que decidimos seguir nuestro camino álmico, navegamos por mares desconocidos. Nos encontramos rodeados de incertidumbre, sin poder ver la orilla. No tenemos un mapa que seguir, solo una sutil guía interior que nos alienta a continuar. Pero es precisamente en esas aguas inciertas donde nos esperan las más grandes experiencias.
Podemos dejar que el miedo nos paralice, o podemos escuchar el susurro de nuestra alma y dejarnos llevar por la corriente. Las olas nos sacudirán, la inmensidad nos asustará, pero si mantenemos el timón firme y la confianza puesta en nuestra esencia, lograremos atravesar las tormentas que hay en nuestras batallas álmicas. Y cuando menos lo esperamos, ahí están las tierras desconocidas en nuestro horizonte. Es ahí donde nos espera ese puerto misterioso al cual nunca habríamos llegado si no nos hubiéramos atrevido a vivir mar adentro, guiados solo por la tenue y sutil luz de nuestros anhelos más profundos.
Vivamos la aventura, aceptando el misterio. Recordemos vivir el presente durante el viaje, sin importar lo lejos que estemos del destino. ¡Sigamos adelante! Sobrepasando el miedo natural y abrazando nuestras batallas álmicas, para sentirnos cada dia más vivos.
Ariel Baldellon 🧙🏻♂️